Falibilidad y autoritarismo
Falibilidad y autoritarismo
Las teorías científicas, siempre están siendo sometidas a prueba, y puede cambiar el paradigma científico, cuando una teoría, rebate a la anterior. Es definitiva, si las teorías científicas, pueden ser falibles o falsables, las ideas políticas y económicas también lo son, pueden ser refutables, rebatidas o falsables.
Como sabemos, nadie es dueño de la verdad absoluta, y todos tenemos pensamientos parciales, por vivir en determinadas sociedades, tener determinadas experiencias de vida, y todos esos ingredientes, forman nuestras subjetividades. Es por eso, que cada sector de una sociedad, tiene pensamientos parciales. Por ejemplo en Francia, existe un sector que vota a Mélenchon, otro que vota a Macron, otro que vota a Le Pen, y también existen otros sectores, de los demás partidos políticos, e incluso, también existen algunos otros sectores, que tienen sus puntos de vista, pero sin estar enrolados, dentro de un partido político, o que no van a votar o votan en blanco, entre otros. Pero cuando una ideología, o un sector político, se muestra como una verdad última, y no se somete a verificación y no permite la oportunidad de la refutabilidad o estigmatiza a sus detractores, muestra un carácter autoritario, imponiendo su voluntad a las demás voluntades. Las experiencias autoritarias, de extrema izquierda y de extrema derecha, no reconocen a la otredad, silencian a la otredad, la estigmatizan y caen en actitudes autoritarias y hasta a veces, tribales.
En una democracia, las fuerzas políticas están sometidas a prueba, no tanto sus ideas, sino, el efecto de determinadas políticas públicas. Durante los procesos electorales, esa prueba de testeo por la parte de la sociedad se ejerce, como así también, se ejerce por organizaciones de la sociedad civil, como las organizaciones no gubernamentales durante toda una administración. Cuando una fuerza política, respeta el Estado de Derecho, reconoce que no es el dueño de la verdad última, y que otros, también pueden tener razón en sus perspectivas. Lo interesante de la democracia, es que los individuos, con pensamientos parciales, se reúnen en un parlamento, para encontrar una verdad, un poco más consensuada, que no deja de ser parcial o falible. Esto demuestra, que la democracia, pese a todas sus imperfecciones, es el mejor sistema político y sobre todo, el más justo, ya que permite la alternancia y la representación de las distintas miradas que existen en una sociedad. Cuando la ciudadanía, considera por diversos motivos, que es tiempo un cambio de gobierno, la ciudadanía vota y cambia al jefe de una administración.
En el caso de cuando un gobierno, llega al poder por el voto, pero no respeta el Estado de Derecho en el ejercicio del poder, un gobierno con un origen democrático, es decir, por haber llegado al poder por el voto, puede derivar en un régimen autoritario. Si un gobierno que llegó al poder por el voto, comienza a encarcelar líderes opositores y cierra diarios y medios de comunicación independientes, ese gobierno con un origen democrático, ya no es democrático, sino, que derivó en un régimen autoritario. En definitiva, existe democracia de origen, y democracia de ejercicio. Un gobierno, es plenamente democrático, cuando es democrático en su origen, y democrático, en el ejercicio del poder. Cuando un gobierno llega al poder, con líderes opositores encarcelados, y candidatos presidenciales presos por la persecución política, el origen de un gobierno es ilegítimo, y ni siquiera, tiene una democracia plena en su origen. Decir que un gobierno es democrático, sólo por haber ido a un proceso eleccionario, es una definición parcial, sesgada y falsable. En el siglo XX, existieron gobiernos que llegaron al poder por el voto, pero en el ejercicio del poder, derivaron en regímenes autoritarios o totalitarios, y a todos, se nos vendrán a la mente, diversas experiencias y ejemplos historiográficos.
En una sociedad democrática, todos pueden tener razón, cuando se entiende esto, la convivencia mejora, y es importante, tolerar todas las expresiones, menos aquellas, que son intolerantes, discriminatorias, y violentas. Tolerar la intolerancia, no convierte a las personas en tolerantes, sino en cómplices, de expresiones autoritarias, que vulneran la paz, la convivencia democrática y el Estado de Derecho.
Autor: Emmanuel Ruarte
04/05/2022