G. Meloni / Foto: AFP
No es correcto definir a Giorgia Meloni como una "Populista de derecha" o como una líder de "Extrema derecha", cuando en la práctica, es más bien una conservadora moderada, dicho de forma descriptiva, y no despectiva. Por lo menos, se la ve con un perfil afín a cierto conservadurismo político, pero con cierta mirada social de la economía, con su propia perspectiva de la política social, y evidenciando en esto último, un fracaso en los últimos años en esa materia, y dando un golpe de timón en las políticas sociales, que llevaron adelante los gobiernos italianos anteriores. También se ve en ella, cierto catolicismo integral de tendencia conservadora y moderada, es decir, es conservadora con la temática LGBTQ+, pero económicamente trata de defender sus intereses nacionales, y a sectores económicamente vulnerables, pero de una manera distinta, en relación con lo que venían haciendo las anteriores administraciones italianas. También se observa en la premier italiana, la búsqueda en querer solucionar problemas de raíz, como por ejemplo, en su plan de desarrollo para África, que incluye una temática verde. Una populista de derecha sería racista, anti-institucional, tendría un culto a la personalidad, y trataría de tener la totalidad del poder político, negaría el cambio climático, etc. Son precisamente estas características, cosas que Meloni no tiene, ya que no niega el cambio climático, no es racista, tiene muy buenas relaciones institucionales con la UE, con subas y bajas, pero con diálogo que no se rompe con Bruselas, y la institucionalidad italiana, no le permite a un gobernante italiano hacer lo que quiere, sino, que lo obliga a negociar con el parlamento. Entonces, definir como populista de derecha a Meloni, más allá de su pasado, y de sus simpatías por Vox, es de mínima una descripción errónea, y de lo que se trata, es que un analista político o un periodista, es que pueda analizar un fenómeno político sin simpatías, ni animosidades, sino describir lo más precisamente posible a un líder, o un proceso político. Populismo hay en Venezuela, en ese caso, un populismo de izquierda, y en Hungría, hay un populismo de derecha, en ambos casos, y en mayor o menor medida, el poder político avasalla al poder judicial, por dar ejemplos de populismos de izquierda y derecha. Pero volviendo al caso italiano, incluso The Economist reconoce que los temores liberales al gobierno de Meloni han sido exagerados, por ahora se ve que la institucionalidad italiana funciona, que la cooperación del gobierno italiano también, y que si algunos definen a Meloni como populista, por sus posturas conservadoras respecto a la comunidad LGBTQ+, me gustaría recordar que Reagan también tenía esas posturas, y nadie le dijo populista, y también sería un error definir a Reagan como populista. También, definir políticamente a alguien por su pasado, es un error, con ese criterio, por ejemplo, el expresidente argentino Fernández, tuvo su militancia política en el nacionalismo de derecha antes de la apertura democrática de 1983, y definir ideológicamente al actual Fernández por ese pasado nacionalista de derecha, sería un error, ya que luego terminó siendo en su presidencia un liberal de izquierda, con una mirada de la política exterior inconsistente y rudimentaria.
Los populismos de izquierda y derecha tienen similitudes y diferencias. En las similitudes, se ve cierto culto a la personalidad, en la educación, en monumentos, y cierto avasallamiento del orden institucional, tratando de ser la totalidad del poder, y no una parte más de la democracia. Distinto de las fuerzas de centroizquierda y centroderecha, que pese a sus diferencias ideológicas, respetan el orden institucional. Ya hablamos de algunas de sus similitudes, y ahora nos toca hablar de sus diferencias, entre las mismas se encuentra en los populismos de derecha, que tienden a ser conservadores en lo político, creando chivos expiatorios como migrantes, culto a la personalidad, etc. Y los populismos de izquierda, tampoco respetan el orden institucional, como los de izquierda, pero incluyen minorías sexuales, o migrantes. Si ambos populismos no respetan el orden institucional, Meloni jamás podría ser considerada una populista de derecha, sino una líder conservadora, de derecha democrática. Por supuesto que no comparto sus miradas respecto a las minorías sexuales, no perteneciendo a ninguna de las mismas, pero considero que en ella, la religión es un ámbito inseparable de sus preferencias y gustos, por los cuales ella siente mucha devoción, aunque trata de moderarse, y no imponer sus creencias a los demás, respetando el orden institucional. Cabría recordar que el que no tuvo respeto por lo institucional fue el expresidente Bolsonaro, con su intento de golpe en Brasil, y el presidente Trump con su incitación a los sediciosos del 6 de enero de 2020, que irrumpieron en el capitolio, o cuando el expresidente Trump intentó revertir un resultado electoral llamando por teléfono al secretario de Estado de Georgia. Por ahora, este tipo de atropellos a lo institucional no se vieron en Meloni, por ende, catalogarla como “Populista” a la premier italiana es un error, ya que ella con aciertos y errores, y es muy subjetivo definir aciertos y errores, tiene respeto por la institucionalidad italiana y europea.
En lo que si me parece que se equivoca la premier italiana y el actual Jefe del Vaticano Francisco, es en ser dogmáticos con algunos casos de la maternidad subrogada. Porque por ejemplo, hay parejas heterosexuales donde el hombre es estéril, o donde la mujer por un tumor cancerígeno tuvo que extirparse el útero, y que se ven obligados a tener que recurrir a alquilar un vientre, para gestar los óvulos congelados de la mujer que perdió el útero y los espermatozoides del hombre, en un útero alquilado con todas las de la ley, entonces me parece contradictorio, que algunos fanáticos religiosos, cuando una mujer decide interrumpir su embarazo se enojan diciendo que está en contra de la vida, y cuando una mujer necesita alquilar un vientre para gestar sus óvulos congelados con su pareja masculina para traer vida al mundo, también se muestran contrarios, entonces ¿Por qué no dejan vivir a la gente en paz?, si yo no te impongo mi estilo de vida, te respeto en la diferencia, y espero lo mismo de vos, como en toda democracia. Yo no soy contrario a la religión, estoy en contra del fanatismo y dogmatismo religioso, que atenta contra la convivencia democrática, que le impone al otro sus creencias o su estilo de vida, y creo que hay que respetar al otro cuando tiene una mirada diferente de una religión, u otra manera de vivir y sentir una religión, o cuando posee otro credo o cuando no tiene ninguno, o cuando está en búsqueda de uno.
Autor: Emmanuel Ruarte
10/02/2024